lunes, 18 de abril de 2011

El Estado y la noción de Sistema Político

Conocer la naturaleza del objeto al que queremos ordenar la acción es primer paso fundamental para empezar a decir algo de como hacer algo. La actividad política esta relacionada con el estado, y conocer al estado es acercarnos a su naturaleza. Debemos aproximarnos, entonces, aunque sea ligeramente a esta pregunta difícil de responder: ¿Qué es el estado?

Hola chicos. Hoy os voy a dejar un artículo relacionado con lo que estamos dando actualmente en clase, el origen del Estado y sus elementos. 

 

La Causa Eficiente del Estado

por Federico Fontecha Morales

Cuando Goethe dijo en alabanza de William Shakespeare que "seguía a la naturaleza" afirmaba varias cosas al mismo tiempo. En primer lugar hablaba de la naturaleza de las cosas; que conocía la naturaleza de las cosas y que obraba según sus principios y no en contra de ellos. Pero esto alberga otra afirmación que tiene verdadera relevancia en todo hacer factivo y es que las cosas mejor responden según sean tratadas conforme a su naturaleza. Pues Shakespeare pudo escribir drama exquisitamente, no solo porque era un excelente escritor y su vocabulario superaba holgadamente el de cualquiera de nosotros, sino porque conocía al hombre.

Conocer la naturaleza del objeto al que queremos ordenar la acción es primer paso fundamental para empezar a decir algo de como hacer algo. La actividad política esta relacionada con el estado, y conocer al estado es acercarnos a su naturaleza. Debemos aproximarnos, entonces, aunque sea ligeramente a esta pregunta difícil de responder: ¿Que es el estado? Muchos han tratado de responder a este interrogante que a su vez suscitó entre los pensadores de todos los tiempos otras preguntas. ¿Es el estado algo en si mismo? O ¿Es un ente de razón (como el circulo cuadrado)? Este primer interrogante nos pone delante de la difícil cuestión por la cual muchos pensadores como los contractualistas (Kant, Weber) han entendido al estado como tipo ideal e instrumental para su ciencia. Y en el caso que demos por cierta su existencia, ¿Lo hace por sustancia propia o existe accidentalmente en otros? Lo que digamos del estado subordina, luego, nuestra forma de entender a la política como actividad y la forma de ejercer esa actividad.

El análisis etimológico de la palabra estado y sus distintas acepciones a lo largo de la historia nos ayudan a introducirnos en el tema. La palabra nace de la voz latina status y toma significado político con Maquiavelo en 1513. Este primer sentido que le asigna el florentino es equivalente a la unidad política moderna. Anteriormente, según nos confía Prèlot en su opúsculo "La ciencia política", el termino solo significaba una posición (1), el estar de pie. Pero Prèlot se separa del florentino pues nos dice que con el correr del tiempo la palabra status y la expresión res publica fueron adquiriendo poco a poco, el mismo sentido. Hay pues correspondencia, en cuanto al concepto mismo, entre la ciudad antigua y el estado moderno.

Nosotros también utilizaremos este sentido ya que nuestro análisis fuera de estar orientado al estado moderno, que solo es un contingencia histórica, quiere extenderse a toda comunidad política.

El estado no existe como existe la sustancia sino que existe en otros (como la amistad en los amigos), es decir, el estado no es un ente sustancial. No se mantiene en la existencia por si mismo, no tiene consistencia propia Es un ente accidental de la categoría que Aristóteles nomino como relación. Es un complejo de relaciones (cooperaciones), el resultado no podría lograrse sin el grupo. Implica sujetos que se relacionan, termino de la relación, y un fin de la relación.

Pero, ¿Como empezar a delimitar este concepto de estado(comunidad política)? El griego Aristóteles nos dice en su metafísica: "Evidentemente es preciso adquirir la ciencia de las causas primeras, puesto que decimos que se sabe, cuando creemos que se conoce la causa primera". Entonces, para atender a la necesidad de definir al estado causalmente, por primeramente atender a la necesidad de definirlo, debemos primero aclarar la teoría de las causas a la que nos vamos a referir. En primer lugar podríamos decir que causa es un principio de donde algo procede y que influye en la esencia del efecto. El filosofo, al principio del capitulo III del L. I de su metafísica, nos confía: "Se distinguen cuatro causas. La primera es la esencia, la forma propia de cada cosa (..) la segunda es la materia, el sujeto; la tercera el principio de movimiento; la cuarta que corresponde a la precedente, es la causa final (2) de las cosas, el bien, porque el bien es el fin de toda producción (3)."' La tercera de las causas que distingue el estagirita, es la conocida como causa eficiente. El principio que hace pasar al sujeto de lo posible que es su naturaleza a la realidad, le determina y le agrega forma. La causa eficiente es al sujeto lo que el escultor es al mármol, lo que el carpintero a la madera; y sin él la estatua nunca seria estatua, permanecería mármol y su potencia de ser obra de arte quedaría fruncida y nunca seria mesa la madera, ni serían música las notas.

¿Como surge, entonces, el estado? Jean Dabin se plantea el problema con su aguda pregunta: L'etat: ¿Cést donné ou contruit? (El estado, ¿Es dado o construido?) (4). Se trata, según el francés, de saber si el estado encuentra siempre su causa primera en una exigencia de la naturaleza del hombre o si es producto de la voluntad de los individuos como un artificio contingente.

A esto responde Felix Lamas siguiendo la tradición aristotélico-tomista diciendo: "Si se afirma que el estado está materialmente constituido por conductas humanas, parece evidente que en el origen, el orden y la unidad de esas conductas tiene que haber un elemento voluntario; en caso contrario no se hablaría de asociación o de una comunidad sino de una agregación animal Estos elementos voluntarios, sean o no plenamente conscientes (..)son los que constituyen con propiedad la causa eficiente del estado y del grupo social en general" Y dice el filosofo griego: "nació (a ciudad) de la necesidad de vivir; y existe por causa de la necesidad de vivir bien" a lo que comenta el Santo de Aquino: ...fue hecha a causa de la necesidad de vivir, esto es, para que lo hombres encontraran en ella con suficiencia de donde poder vivir." El hombre segregado no puede bastarse por si mismo, ni darse la subsistencia mas que como animal por si solo. Mas no solo esto, sino que vemos que todas sus posibilidades, sus "talentos" se orientan hacia otros. Y sigue el santo: "mas resulta de su propio ser, que los hombres no solo vivan, sino que vivan bien, en cuanto su vida se ordena por medio de las leyes de la ciudad, a las virtudes". El hombre necesita por su propia naturaleza, por su propio fin, de la sociedad para llegar a su perfección. Esto quiere decir que el hombre es una animal político. Pero no solo su naturaleza, aunque podríamos decir que ella en primera instancia pues empuja a la voluntad, constituyen el estado. Entonces ,según lo visto, en el origen del estado juegan ambas dimensiones del hombre: su voluntad movida por su naturaleza, por su fin.

Y entonces nos vemos obligados, al igual que Lamas, a introducir el tema de la concordia: "Si el estado es una unidad práctica de muchos para hacer algo en común (…) ese hacer algo en común implica una unión de voluntades referida a los intereses comunes y a las cosas pertinentes a la vida (al vivir bien del que nos hablaba el griego), que no es otra cosa que la concordia…"

Concordia es entonces un acuerdo práctico de las voluntades que nada tiene que ver con el contractualismo a lo Rousseau sino que es una confirmación cotidiana de que 'juntos vivimos mejor que separados; somos más perfectos". Ni si quiera implica un acuerdo de tipo ideológico; es un acuerdo de intereses, no particulares, sino sociales. Nos sigue ilustrando Lamas: "La unidad del estado se logra entretejiendo y soldando solidariamente los intereses de los individuos y grupos en torno al interés común. La concordia política, desde este punto de vista, es el resultado de una serie de concordias sociales." Es una suerte de intimidad social la que diserta, aviva dinámicamente, y mantiene tensa la concordia del estado; y que a fin de cuentas, en el día a día, renueva sus fuerzas vitales. Es por eso que si "una gran cantidad de ciudadanos no quisieran continuar con la tarea fundacional del estado(asociarse para la vida buena en torno al interés común), no cabe dudas que este estaría a punto de disolverse (..) dice Aristóteles, si nadie cuida el bien común, este perece".

Cuenta Ortega y Gasset su propia experiencia en una carta a Unamuno estando en el exilio en Alemania donde parece que cuidaban bien del bien común: "Estos días vivimos en elecciones y me ha tocado presenciar el espectáculo de un pueblo en mangas de camisa, ocupado de menesteres caseros. Yo creo que la inocencia de una mujer podría aquilatarse mejor que de ningún otro modo, viendo por un agujero como se mueve en tanto se viste a la mañana en el secreto de su cuarto. Y el fondo del alma de una familia cuando está afanándose en hacer los baúles para un viaje. Algo así son las elecciones en cada tierra: un menester íntimo, un como mudar las cámaras –y perdóneme la indecencia del símil–. El tiempo de elecciones debería elegirse para visitar los países extraños, Mas secretos de la vida íntima del pueblo romano nos ha descubierto Pompeya que el resto del Imperio: y todo porque tuvo el Vesubio el humor de abrasaría en días de elecciones".(5) Nos habla de un pueblo preocupado por si mismo, coqueto". La patria se hace día a día, se persevera en la actitud fundacional, en el compromiso de lo público; o como diría Renan "un plesbiscito diario".


(1) Marcel Prelot, "La ciencia política"; Bs. As. 1988 EUDEBA
(2) La causa final es causa de la causalidad eficiente pues el fin, o bien, es a donde tiende la acción. Cuando hablamos del estado decimos que el bien común mueve al hombre a la comunidad política, y que esto de alguna manera brota de su propia naturaleza social.
(3) Aristóteles, Metafísica, L.I cap 3, Mexico D.F. 1996, PORRUA
(4) Jean Dabin, Doctrina general del estado, edit. Jus, 1946.
(5) José Ortega y Gasset, M. De Unamuno y Ortega: Epistolario IV, Revista de Occidente N 19, año 2, segunda época. 


http://www.angelfire.com/ar/circulopolitico/ceficien.html 

Gracias por leerme.

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