miércoles, 25 de mayo de 2011

"España no se puede permitir el lujo de vivir la agonía de Zapatero" El partido se ha consolidado como la cuarta fuerza política nacional.

VERA GUTIÉRREZ CALVO Madrid 25 MAY 2011 - 08:32 CET

En sus primeras elecciones municipales, Unión, Progreso y Democracia (UPyD) se ha consolidado como cuarta fuerza política nacional -CiU tiene más votos pero solo se presenta en Cataluña-. Su portavoz, Rosa Díez (Sodupe, Vizcaya, 1952), no ocupa ni un segundo en comentar el dominio casi hegemónico que obtiene el PP tras el 22-M; el mensaje, dice, es el castigo del país al PSOE.
Pregunta. Han pasado de tener tres representantes públicos a 163. ¿Dejará ahora UPyD de ser "el partido de Rosa Díez"?
Respuesta. Claro. El resultado de estas elecciones va a permitir que la gente nos vea como lo que somos: un partido nacional, con implantación en toda España.
P. Pero su fuerza sigue concentrada en Madrid: el 45% del voto lo obtienen allí.
R. Cuando todos esos concejales empiecen a hablar desde los distintos territorios, esto se extenderá como una mancha de aceite. En Madrid es donde yo hago política desde el Congreso, y la mía era hasta ahora la voz que se escuchaba. Además, la sociología nos es propicia: Madrid es lo más abierto de España.
P. ¿Qué impresión le deja el triunfo arrollador del PP?
R. Se ha producido un voto de castigo clarísimo al Gobierno. Como el presidente José Luis Rodríguez Zapatero se niega a convocar elecciones generales, la gente le ha castigado en la única ocasión que ha tenido, castigando de paso a muchos y buenos candidatos e incluso a buena gestión del PSOE en muchos lugares de España. La gente ha castigado a Zapatero por persona interpuesta.
P. ¿El presidente debería adelantar las generales?
R. Tiene la obligación de hacerlo. Si tuviera sentido de Estado y pensara en el interés del país más que en el suyo, lo haría. Todo el tiempo que tardemos en elegir un nuevo Gobierno es tiempo que corre contra el interés de España. No podemos permitirnos el lujo de vivir su agonía, la del PSOE y la del presidente.
P. UPyD puede ser llave en varios municipios. ¿Qué condiciones pondrán para dar su apoyo?
Nuestras exigencias para cerrar pactos serán de política nacional"
R. Hablar de política nacional. Nuestro objetivo es cambiar la Ley Electoral y recuperar competencias, como la Educación, para el Estado. Los pactos serán nacionales o no los habrá. Y no estaremos en ningún Gobierno.
P. ¿Eso por qué?
R. Somos demasiado jóvenes para vincularnos a los cargos. No queremos estar en Gobiernos, ni sociedades públicas ni cajas de ahorros ni nada.
P. Las dos condiciones que pone, reforma de la Ley Electoral y recuperación de competencias, no se deciden en Ayuntamientos ni comunidades. ¿En función de qué darán entonces su apoyo?
R. Bueno, esa es la condición general. Quien quiera hablar con nosotros sabe que tiene que contestarnos algo a eso. Esa es nuestra exigencia clave; si no se cumple, tomaremos una decisión en cada ayuntamiento.
P. Atendiendo a otras razones, entonces.
R. Yo no renuncio a que esa exigencia se cumpla.
P. En la duda, ¿ve más justo apoyar a la lista más votada?
R. No, yo solo creo en el requisito que acabo de decirle.
P. Han conseguido cinco escaños en el Ayuntamiento de la capital y ocho en el Parlamento autónomo. ¿Qué opinión tiene de la política del PP en Madrid?
R. Bueno, nosotros estamos en la oposición.
P. Acaban de entrar, aún no han hecho oposición.
R. Pero sabemos que estamos en la oposición. Tenemos una posición crítica en muchas cuestiones importantes.
P. ¿En cuáles?
R. La Comunidad de Madrid se ha salvado en los datos de empleo y deuda. Pero todo lo que ha ahorrado no ha tenido beneficio directo en políticas sociales, sanitarias o educativas. El Ayuntamiento igual, y además está endeudado. Hace falta una oposición progresista y concreta en las dos instituciones, sin marchamo ideológico. Hemos estado demasiado anquilosados en los dos bloques: derecha e izquierda. Nosotros pretendemos hacer ensamblaje con lo mejor de cada lado.
En Madrid haremos ensamblaje con lo mejor de la derecha y la izquierda"
P. ¿Se opondría UPyD al copago sanitario si se planteara?
R. La sanidad ya la pagamos todos. Antes de entrar en una reflexión sobre si hay que hacer una aportación complementaria, hay que acabar con todas las duplicidades y gastos innecesarios, cerrar empresas públicas que solo buscan colocar a los excedentes... Si, terminados los despilfarros, dentro de un año, de dos, viéramos que hace falta, entraríamos en una reflexión. Hoy no.
P. ¿Hay que darle un margen de confianza a Bildu?
R. No. El Supremo demostró que Bildu forma parte de la estrategia de ETA. Yo a los terroristas no les doy margen de confianza. Es la peor herencia que nos ha dejado Zapatero: mil filoterroristas en las instituciones vascas. Por eso pasará a la historia. Mucho peor que el paro.
P. ¿Zapatero o el Tribunal Constitucional?
El peor legado de Zapatero es Bildu: mil filoterroristas en las instituciones"
R. Zapatero utilizando un tribunal que está compuesto por magistrados designados por PSOE y PP. Como ahora los que tenían mayoría eran los del PSOE, han tomado la decisión que el PSOE quería que tomaran.
P. ¿Hay que sacar alguna lección del Movimiento 15-M? ¿Usted ha aprendido algo?
R. ¿Aprendido? Bueno, a mí me ha gustado escuchar en la plaza pública las cosas que llevo proponiendo en el Congreso desde 2008. Plantean cosas llenas de sentido común y de sentido de Estado: la reforma de la Ley Electoral, la independencia de la Justicia... No son antisistema, al contrario: refuerzan el Estado democrático. Nosotros nacimos para llevar esa voz a las instituciones.
P. El PSOE, el partido que abandonó hace cuatro años, ha sufrido su derrota más dura en las urnas. ¿Le duele?
R. Me duele que hayan castigado a socialistas que han hecho bien su trabajo. Es verdad que en el pecado llevan la penitencia: hay dirigentes del PSOE que, pudiendo evitar la deriva de Zapatero, no lo han hecho. Pero hay otra mucha gente, buena gente, en el PSOE, que ha pagado las consecuencias. Yo espero que reflexionen. Mi duda es si tienen capacidad para recomponerse como partido o si ya están muertos.


lunes, 16 de mayo de 2011

Los impuestos y la democracia representativa, Por Roberto Cortés Conde, Para LA NACIÓN

Jueves 26 de junio de 2008 | Publicado en edición impresa

Lo que ha ocurrido en la Argentina en los últimos meses fue, probablemente, una secuela de la crisis de representatividad que estalló en 2001. Ni el Poder Ejecutivo debió haber legislado sobre un impuesto ni éste podía ser discutido en las rutas. El ámbito adecuado era el Congreso. Es hora de que éste reasuma sus facultades constitucionales.
Un sistema impositivo legal y legitimizado por el consenso, como en otras experiencias históricas exitosas, es la condición de un sólido régimen fiscal y, no menos, de la estabilidad del régimen político. 

La facultad de establecer impuestos –llámeselos de cualquier manera: tributos, contribuciones, etcétera– corresponde al Congreso. Es indelegable y no puede ser sustituida por medidas administrativas. Se funda en que sólo los representantes de los contribuyentes pueden ceder su patrimonio. 

Las disposiciones constitucionales tienen una larga tradición. La democracia moderna tuvo su origen en los parlamentos en los que los representantes del pueblo decidían sobre los impuestos. En épocas medievales, los monarcas, a su vez propietarios de grandes feudos, vivían de sus ingresos señoriales. Cuando las monarquías se consolidaron en estados nacionales y los costos de la guerra aumentaron, se necesitaron mayores recursos, por lo que debieron pedir ayudas a los nobles, que, hasta entonces, sólo estaban obligados a prestaciones de sangre (armarse en defensas del rey). 

El ilustre historiador español Claudio Sánchez Albornoz ha sostenido que debido a la permanente necesidad que tuvo la realeza del apoyo fiscal de las villas y ciudades nacieron las cortes y que desde entonces no se recaudaron mas impuestos sin su aprobación (España, un enigma histórico, Barcelona, Edhasa, 1983).
En Inglaterra, el hecho de que los impuestos debieran ser consensuados y de que el rey no pudiera aplicarlos por su propia cuenta había tenido su origen en el contrato feudal.
Maitland (The Constitutional History of England, Cambridge at the University Press, 1963) recuerda que el rey Juan había tratado de imponer un tributo del 1/13 a las tierras cultivadas. Eso provocó una rebelión que lo obligó a convocar a una asamblea de representantes locales. Ella estableció la Carta Magna de 1215, la que en su artículo 12 prohibió exigir contribuciones que no estuvieran decididas por el común consentimiento del reino. Esas reuniones se convirtieron en formas definitivas en los parlamentos. 

El requisito de que el rey debía consultar a sus súbditos para cobrarles impuestos había tenido su origen en el contrato feudal y en el derecho consuetudinario de las tribus germánicas, que preservaban los “privilegios” (libertades) de los hombres libres.
Sin embargo, al fortalecerse las monarquías nacionales los reyes trataron de alcanzar el poder absoluto, lo que incluía la atribución de fijar los impuestos. En España –señala Sánchez Albornoz–, en el siglo XV los reyes aprobaban tributos sin acuerdo de las Cortes. Con la declinación de éstas, en los siglos siguientes se consolidó la monarquía absolutista, que perduró hasta el siglo XIX . 

En Francia, las asambleas de los tres estados (nobleza, clero y Estado llano) no se constituyeron en el siglo XVIII. La falta de consulta a los estados generales fue utilizada por la nobleza para frenar los intentos de la monarquía para extenderle la obligación de pagar impuestos, lo que provocó reiteradas crisis financieras en ese siglo y obligó a que Luis XVI convocara a los estados generales, proceso que terminó en la revolución de 1789.
En Inglaterra, en el siglo XVII, Carlos I pretendió recaudar nuevos impuestos, lo que fue declarado ilegal por el Parlamento en 1610. En 1625, éste presentó al rey una petición de derechos que le prohibía aplicar impuestos sin su aprobación. Como respuesta, Carlos I disolvió el Parlamento. Eso provocó una guerra civil, que finalizó con el acuerdo de 1688. Tal acuerdo fue la base de la constitución no escrita de Inglaterra, que estableció que sólo el Parlamento puede votar impuestos y que le corresponde el control de cómo se gastan esos fondos. El acuerdo de 1688, que también promulgó el hábeas corpus –otro principio del “régimen de libertad inglesa”, como lo llamaba Montesquieu–, le permitió a la Corona ampliar sus recursos, enfrentar conflictos en el siglo XVIII, sin crisis financieras, y alcanzar una larga estabilidad fiscal y política de más de cuatro siglos.
En Francia, desde Luis XIV se consolidó el poder absoluto de la Corona, que se reservó la autoridad sobre los impuestos. Las consecuencias fueron negativas. Sin consenso, fueron reiteradas las crisis financieras, debido a la menor percepción de impuestos y al mayor costo del crédito, lo que provocó también serias crisis políticas. 

La independencia de los Estados Unidos comenzó con el rechazo a la Stamp Act y con el tea party, en Boston. Como los colonos norteamericanos no tenían representantes en el Parlamento inglés, sostuvieron que no estaban obligados al pago de contribuciones (No taxation without representation). La facultad exclusiva del Congreso en materia de impuestos quedó plasmada en la Constitución norteamericana (Art. 1, sección 8), y de allí pasó a la nuestra, de 1853/60, aunque aquélla había prohibido los derechos de exportación (Art. 1, sección 9). 

El principio de que todo impuesto, gravamen o contribución tiene que ser votado por el Congreso está en los artículos 4 y 75, inciso 1, de nuestra Constitución. Es esencial al régimen representativo y asegura que no se violen los derechos de propiedad. Esa facultad no puede ser adoptada por el Poder Ejecutivo ni aun en circunstancias excepcionales (Art. 99, inciso 3), ya que son los contribuyentes, por medio de sus representantes, los que deciden sobre la cesión de su patrimonio. La propia idea de la representación se basa en que sólo los contribuyentes pueden ceder su patrimonio. Es un poder delegado del pueblo soberano en sus representantes. 

El hecho de que los impuestos se dispongan para allegar recursos al Tesoro o de que puedan servir de instrumentos de política económica y redistributiva –lo que es usual en toda política tributaria– no justifica la ausencia de decisión legislativa.
Nuestra Constitución establece un régimen federal. Toda disposición que afecte la percepción de los ingresos de las provincias (como las retenciones, derechos de exportación que afectan la recaudación del impuesto a las ganancias, que es coparticipable) atenta contra el federalismo, más aún porque las provincias tienen la obligación de asegurar la educación primaria (Art. 5). Restarles recursos es regresivo, ya que nada favorece más una distribución equitativa del ingreso que la extensión a todos de una educación de calidad. Pero las provincias tienen también gastos de educación secundaria, hospitales, caminos, justicia y policía, y las retenciones, porque disminuyen las ganancias les restan recursos para ellos. Pero no sólo les quitan ingresos a los productores y a los gobiernos provinciales. Toda esa enorme masa de recursos no se derramará sobre las provincias que los producen, sino que quedará concentrada a disposición del gobierno central. 

Es hora de que el Congreso, derogando los poderes delegados en el Ejecutivo por una emergencia que ya no es tal, trate la demorada ley de coparticipación y una reforma impositiva seria. Sería un avance notable para la institucionalización del país. 

El autor es presidente honorario de la Asociación Internacional de Historia Económica. 

http://www.lanacion.com.ar/1024725-los-impuestos-y-la-democracia-representativa

sábado, 14 de mayo de 2011

Alarcón: Llevar a Cuba a una democracia representativa sería una 'regresión'.

'Sería privarle de los derechos y el poder que ha conquistado y darle a cambio nada más que palabras, retórica de un dogma que no tiene muchos creyentes', dijo el funcionario.


El presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular, Ricardo Alarcón, rechazó el sábado la petición del presidente estadounidense, Barack Obama, de que se realicen reformas en la Isla, y consideró que llevar al pueblo cubano a una democracia representativa sería "una regresión", informó la AP.

La insistencia en que "Cuba debe cambiar según el deseo de Estados Unidos (...) es no sólo la continuación de una política ilegal, injustificada e injusta, sino consecuencia de un profundo desconocimiento, de una falsa percepción de sí mismo que son la base del papel de Estados Unidos en el mundo".

Obama dispuso la eliminación de restricciones de viajes familiares y envío de remesas a Cuba y autorizó que compañías de comunicaciones y tecnología de información puedan realizar negocios en la Isla.

"En esencia suspendió las nuevas restricciones que había impuesto George W. Bush" en 2004, dijo Alarcón en la clausura de una conferencia de tres días por el aniversario 50 de la revolución cubana, realizada en la Queen's University, de Kingston (Ontario), Canadá.
Ante más de 500 personas, en su mayoría simpatizantes del gobierno cubano, Alarcón dijo que Cuba necesitaba continuar "bajo la dirección de los principios revolucionarios para enfrentar la insatisfacción a la que se ha llegado y las permanentes dificultades para obtener objetivos mayores".

"Imponer al pueblo cubano un régimen de democracia representativa no sería un avance en términos democráticos, sino una regresión", consideró. "Sería privarle de los derechos y el poder que ha conquistado y darle a cambio nada más que palabras, retórica de un dogma que no tiene muchos creyentes".

"Los esfuerzos para mejorar nuestras instituciones y sistema democrático no tienen nada que ver con el impensable retorno al destino de regímenes corruptos del pasado", añadió.
Alarcón señaló que Estados Unidos, con su nuevo presidente, continúa reclamando cambios en Cuba, pero que Washington debería, más bien, empezar a cambiar de actitud frente a viejos reclamos de la Isla.

Mencionó entre ellos el levantamiento de las sanciones económicas del embargo, la entrega del anticastrista Luis Posada Carriles para que sea juzgado por terrorismo en Venezuela y la liberación de cinco agentes de La Habana que cumplen condena en Estados Unidos por espionaje.

Harlam Abrahams, abogado y ex catedrático de la Universidad de Denver, participó el sábado en un panel sobre momentos críticos en las relaciones cubano-estadounidense, y dijo que le parecía "interesante que una conferencia que fue preparada para evaluar los resultados de cinco décadas de la revolución cubana tuviera un final tan desequilibrado".

"Cada vez que alguien intenta evaluar a Cuba en sus propios términos, la discusión se deriva en ataques a la política estadounidense", dijo.

http://www.cubaencuentro.com/es/cuba/noticias/alarcon-llevar-a-cuba-a-una-democracia-representativa-seria-una-regresion-176941

viernes, 13 de mayo de 2011

Compromiso electoral de un partido político

Otro compromiso electoral cumplido

Habíamos asumido un compromiso con los ciudadanos de Mejorada: dotar de nuevas dependencias a la Policía Local y a la Agrupación de Voluntarios de Protección Civil del municipio. El pasado 3 de Julio cumplimos ese compromiso, inaugurando un nuevo edificio y para ello contamos con la presencia de la Delegada del Gobierno de Madrid, doña Amparo Valcarce.

En estas nuevas dependencias se unifican en un mismo edificio la Policía Local y los voluntarios de Protección Civil. Supone una modernización de las instalaciones que era necesario por el incremento de efectivos que se ha realizado en los últimos años. Se ha pensado en la accesibilidad de los ciudadanos y se ha diseñado para que vecinos y funcionarios tengan un espacio común que derive en una mejora atención de todos.

Este nuevo edificio va a contriubir a seguir mejorando la seguridad ciudadana del municipio como demuestra la disminución de la tasa de delitos y faltas de esta localidad gracias a la colaboración entre las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado por lo que los mejoreños, y los españoles nos hemos de sentir orgullosos de esos efectivos.


El PSM se interesa por el desarrollo del Plan E en el municipio

El secretario general del Partido Socialista de Madrid, Tomás Gómez, visitó las obras que se ejecutan en el municipio con el Fondo Estatal de Inversión Local. Unas obras que suponen una inversión para el municipio de más de 3 millones de euros, repartidos en 6 proyectos.

El alcalde, Fernando Peñaranda subrayó la importancia de la inversión del Fondo Estatal en el municipio, no sólo por las mejoras que se están acometiendo, sino también por la creación de más de 100 empleos que han supuesto y agradeció a Tomás Gómez su presencia en el municipio y el interés mostrado.

El secretario general del PSM aprovechó para reivindicar a la presidenta de la Comunidad de Madrid una mayor inversión en ese sentido. También visitaron las obras de actuación y mejora del Barrio de Los Olivos cuyo presupuesto asciende a un millón de euros. La visita culminó en el Polideportivo Municipal.

Desde el 22 de Junio, la Policía Local de Mejorada, y la Agrupación de Protección Civil del municipio, disponen de nuevas dependencias, ubicadas en la calle Santa Rosa 16. Unas instalaciones inauguradas oficialmente el pasado 3 de Julio con la presencia de las autoridades locales y de la Delegación del Gobierno en la Comunidad de Madrid.

http://www.bibliotecaspublicas.es/mejorada/imagenes/mejorada_102_julio.pdf

Buenas a todos. Hoy hemos expuesto una noticia del periódico Plaza del Congreso, en el que hablamos de una mejora de un partido político, el PSM, que ha dotado de nuevas dependencias a la Policía Local y a la Agrupación de Voluntarios de Protección Civil de Mejorada. Fue publicado el 9 de Julio, y es un periódico municipal, de distribución gratuita.

miércoles, 11 de mayo de 2011

¿Por qué la democracia? ¿Qué sentido tiene la democracia en el Estado Liberal?

Cuando la monarquía desaparece, la monarquía absoluta, la soberanía no puede desaparecer, se tiene que transformar, porque si desaparece la soberanía, desaparece el Estado. La soberanía personal tiene que transformarse, es decir, se proyecta en el nuevo sujeto político que es el ciudadano del Estado. Se convierte en soberanía popular, que tiene un problema. Hemos pasado de un sujeto personal a un titular, que es el pueblo. El pueblo tiene que legislar y ejecutar. El Estado liberal soluciona este problema de una doble manera: mediante la separación de poderes y una democracia representativa.

Buenos días, chicos. Hoy vamos a hablar sobre el tema que estamos viendo en clase, el tema de la democracia, la democracia y democracias contemporáneas. Concretamente vamos a centrarnos en el tema de qué significa técnicamente la democracia y sus características, y más adelante haremos una reflexión sobre ello.
La ley se convierte en un sujeto abstracto de ejercicio de la soberanía. La ley la hacen los representates democráticos de los ciudadanos, los diputados, los concejales, etc. Esa institución se llama Parlamento, que hará la ley que hable por el pueblo. Pero entre el ciudadano y el país tiene que haber algo: la democracia representativa, que nos da la ley y, después, a la persona que nos representa. En las elecciones ponemos en juego nuestra soberanía popular, con la que decidimos qué persona nos representa, y después esa persona emite la ley. Cuando hemos dicho que la democracia es el aparato entre pueblo y parlamento, añadimos que un elemento fundamental es que ese aparato no puede funcionar, en ningún caso, sin un sistema de opinión pública libre, medios de comunicación libres, por lo tanto, sistemas democráticos que no tienen libertad de opinión pública es un sistema no democrático, seudodemocracias donde la gente no puede expresar libremente lo que piensa. 

Tenemos tres poderes: ejecutivo, legislativo y judicial. Estas tres funciones se rompen y se convierten en absolutamente independientes y autónomas respecto de las otras. Pero no todos los Estados de la nación han hecho las tres esferas igual. Es más, EE.UU no rompe la esfera de la monarquía absoluta, EE.UU construye las tres esferas sin nada antes, ya que ellos no tienen monarca. Damos lugar a diferentes modalidades de Estado de la nación, dependiendo de la fuerza que demos a alguno de esos tres poderes. Dependiendo de ello, damos lugar a tres modelos: asambleario, presidencialista y parlamentario.

Nos vamos a centrar en el tercer modelo, que es el que tiene España. 

El tercer modelo se queda a medio camino entre el presidencialismo y el asamblearismo, es decir, el parlamentarismo, régimen de España, Italia, Alemania, Noruega, Suecia, etc. La característica fundamental es el equilibrio entre asamblea y ejecutivo. Tiene dos modalidades:
  • Las monarquías parlamentarias (España)
    • Las repúblicas parlamentarias (Italia, Francia, Alemania, etc)
    Las características fundamentales son:
    • La separación de jefe del Estado y jefe del gobierno en dos personas. Quien gobierna es el presidente del ejecutivo. El jefe del Estado representa, en las monarquía siendo el monarca y en la república siendo el presidente de ésta. 
    • Existe gabinete, es decir, existe gobierno como ente autónoma. El jefe del ejecutivo nombra a su gabinete, es decir, al consejo de ministros. 
    • El gabinete, es decir, el gobierno, y su presidente son controlados por el parlamento. Por tanto, el parlamento, en los regímenes parlamentaristas,  tiene dos funciones importantísimas: legislar y controlar el ejecutivo. 
    Después de esta explicación sobre las características básicas de nuestro sistema, os hago una pregunta: ¿Creeis, sinceramente, que hoy en día nuestros partidos políticos cumplen todas y cada una de esas características? ¿Pensais que este país se está convirtiendo en un país "aparentemente democrático" que esconde tras de sí una dictadura? ¿Creeis que existe actualmente esa separación de poderes, igualdad de todos los ciudadanos, con los mismos derechos y oportunidades, tal y como dice nuestra constitución? 


    Gracias por leerme. 

    lunes, 9 de mayo de 2011

    ¿Tiene la ciencia política un modelo?, por Ignacio Sánchez-Cuenca

    José María Maravall, presenta al profesor Ignacio Sánchez-Cuenca, que nos hablará en esta conferencia sobre si tiene la ciencia política un modelo. El profesor enseña Sociología en la Universidad Complutense de Madrid y profesor de Ciencia Politica en la Escuela de Estudios Avanzados Sociales donde ha estado enseñando cursos sobre Teoría de la Elección Racional y sus modelos espaciales de política...ha escrito fundamentalmente sobre comportamiento electoral de los ciudadanos, sobre teoría democrática en general, sobre opinión pública...

    Max Weber padecía una pasión irremediable sobre la metodología. Weber entendía que las ciencias sociales sólo podrían avanzar si se basaran en hechos empíricos, y, sin embargo, no dejo de fijarse en métodos más filosóficos que le asaltaban de continuo (poder, Estado o religión). Esta reflexión nunca ha desaparecido de las ciencias sociales. El paso del tiempo no ha conseguido eliminar cierta deshazón sobre las ciencias sociales. Casi nadie experimenta ya las dudas metodológicas que experimentaba Weber, quién en muchos sentidos fue un pionero. Hoy más bien, los investigadores se acomodan casi a unas de las corrientes metodológicas que constituyen las ciencias sociales: Filosofías espontáneas de la ciencia, que salen a la luz cuando se producen unas crisis en los fundamentos. Una cierta visión filosófica resulta imprescindible si nos proponemos repasar la rática evolución de las ciencias sociales, pues dicha evolución es, en gran parte, resultado de los cambios que han ido produciéndose en estas filosofías espontáneas. La ciencia política tiene muy poca dignidad epistemológica, además de muy mala reputación social. Su desarrollo se entiende como el producto de las diferentes tensiones que han ido produciéndose en otras materias con las que se ha intentado relacionar como la sociología, el derecho, la psicología, la antropología, la historia, etc, buscando un modelo que se adaptara a ella. En los últimos 20 años, la ciencia política se ha intentado relacionar con la economía. La economización de la ciencia política con la economía ha sido extrañamente fructífera, pero plantea algunos problemas serios que hacen pensar que no se ha alcanzado realmente una solución satisfactoria.

    La conferencia se divide en tres partes:
    • En la primera, se expone el problema fundamental de la ciencia política, la falta de un ángulo propio desde el que analizar su objeto de estudio, la política misma.
    • En la segunda, se ofrece un breve análisis del enfoque económico de la política.
    • Y en la tercera, razones por las que resulta imposible, e incluso indeseable, relacionar la teoría económica a la ciencia política.

    ¿Es la ciencia política un saber propio? Uno de los problemas básicos de esta materia es que muchos estudiosos de ella piensan que no tiene un objeto de estudio propio. El principal inconveniente de todas las expresiones que se utilizan, supuestamente como propias de esta materia, es que se refieren a fenómenos y procesos que cualquiera puede observar. La cosa se agrava cuando los politólogos dicen que los políticos actuan en su propio interés, que los ciudadanos tienen pereza a votar en los asuntos públicos, etc. Para llegar a estas conclusiones, no hace falta llegar a saberes propios de la ciencia política. El principal problema consiste en que no está claro el objeto de estudio que defina un saber propio. La economía analiza los problemas que surgen en el intercambio entre agentes. La psicología estudia los procesos conductuales, cognitivos y emocionales de las personas. La sociología, por su parte, se encarga de entender las relaciones sociales en una variedad enorme de circunstancias, tratando de averiguar cómo el contexto social influye en la decisión de toma de poder del individuo. La historia reconstruye los procesos evolutivos de las instituciones y las sociedades. Y el derecho nos informa de la estructura de las instituciones y las relaciones que éstas mantienen entre sí, delimitando sus competencias, derechos y obligaciones.

    Ahora nos fijaremos en los partidos políticos para describir el objeto de la ciencia política. Una primera respuesta posible consiste en apelar la perseverancia y exaustividad del politólogo, que armado de paciencia, se dispone a saber más que cualquier científico social sobre los partidos políticos. Este gusto por la taxonomía ha sido un punto relevante en el desarrollo de la ciencia política. Como señalaron los filósofos de la ciencia en su momento, las clasificaciones adquieren valor analítico en la medida en que proceden de un estudio anterior, no en cuanto sustituyen algún punto de dicha teoría. El problema de la ciencia política es que suele suceder lo segundo, es decir, que sus clasificaciones son un simulacro de explicación. Pero no siempre es así. El hecho de que haya un gobierno de coalición formado por dos partidos tiene las mismas consecuencias que que haya un sistema bicameral. En ambos casos, hay dos actores con beto, dos actores con decisión. Tanto en Italia como en EE.UU hay muchos jugadores con beto. Dada esta multiplicidad de actores con beto, es muy dificil cambiar el orden de la política, de hecho, en estos países siempre flota esa queja de los ciudadanos de la incapacidad de poder cambiar las cosas. Frente a estos dos países tenemos el caso británico, un gobierno de partido único y un parlamento, a todos los efectos, unicameral, donde cada gobierno puede cambiar el statu quo y llevar a cabo su programa sin apenas intervenciones. Esta teoría procede no tanto de la ciencia política en sí, sino más bien de la elección racional. La ley de Duverger es un principio que afirma que el sistema electoral mayoritario conduce a un sistema bipartidista. El descubrimiento de este principio se atribuye a Maurice Duverger, sociólogo francés que observó este efecto y dejó constancia del mismo en diversos textos publicados en los años cincuenta y sesenta del siglo XX. Posteriormente otros politólogos comenzaron a llamar "ley" a este efecto. Existen muchos sistemas electorales mayoritarios con dos partidos, aunque también se dan muchos ejemplos que contradicen el modelo: Escocia. Muchos consideran que el Partido Liberal Demócrata del Reino Unido es un tercer partido emergente, tras las elecciones generales de 2005, lo que supondría la aparición de un sistema tripartidista. Canadá y la India tienen varios partidos regionales. Duverger no consideró su principio como algo absoluto: sugirió que el sistema mayoritario retrasaría la aparición de una nueva fuerza política y aceleraría la desaparición de una fuerza que estuviera debilitándose - el sistema proporcional tendría el efecto opuesto. Además, William H. Riker advirtió que los partidos regionales pueden distorsionar el modelo, haciendo que haya más de dos partidos importantes en el país, incluso en el caso de que sólo se den dos partidos competitivos en cada distrito. Señaló como ejemplo a Canadá. La ley de Duverger no se cumple en sentido contrario, ya que también otros sistemas pueden generar sistemas bipartidistas estables. Esto es particularmente cierto en el caso de países que sin utilizar el first past the post, tampoco incorporan representación proporcional. Por ejemplo, Malta tiene un sistema de voto transferible y un sistema estable de dos partidos. Australia utiliza también el voto único transferible y, aunque no se trata de un sistema bipartidista, está dominado por un partido principal (el Laborista) y una coalición (la Coalición Nacional, National coalition, de carácter liberal). Aunque hay quien defiende que un sistema bipartidista no es necesariamente nocivo, investigadores y matemáticos se han dedicado a elaborar sistemas electorales a los que no pueda afectar la ley de Duverger. Hay algunos sistemas que tienen una probabilidad mayor de crear bipartidismo que el sistema mayoritario: las elecciones en Gibraltar utilizan un sistema de voto por bloque en una única circunscripción, por lo que el tercer partido tiene muy pocas probabilidades de ganar algún escaño. Una consecuencia de la ley de Duverger es el efecto que se crea cuando el tercer candidato resta votos a uno solo de los candidatos principales.

    La teoría de la elección racional ha ido ganando terreno en la disciplina, no sólo por el prestigio derivado de la teoría económica, sino también porque promete una unificación de conocimientos de orígenes muy dispares. Como consecuencia de una falta de objeto propiamente metodológico en la ciencia política, durante los años 50 y 60 se yuxtaponían los enfoques más variados. La teoría de la elección racional ha conseguido exponer un esquema unificado de un análisis en el que cabe todo lo que antes se estudiaba fragmentariamente. Para comprender el impacto de la teoría de la elección racional en la ciencia política, es preciso profundizar más en la naturaleza de esa teoría.

    Pasamos a la segunda parte, al enfoque económico de la ciencia política. 
    Todo comienza con la publicación en 1857 de la tesis doctoral de Anthony Downs, "Teoría Económica de la Democracia", donde abre el camino a la teoría económica positiva. (http://archivo.abc.com.py/2009-04-17/articulos/512535/la-eleccion-racional) Downs expone en su "Teoría Económica de la Democracia" que el egoísmo individual y no la solidaridad es el que guía la conducta política del elector. Afirma que es erróneo identificar la función del gobierno con la maximización del bienestar social, porque el mercado y el gobierno se rigen por las mismas reglas de juego: los individuos que solo persiguen sus propios fines económicos también pueden realizar eficientemente su función social en el espacio de la política. Para demostrar que se pueden explicar las conductas políticas democráticas del mismo modo que los comportamientos económicos, Downs propone la teoría del equilibrio general. Utiliza varios fundamentos, uno de ellos dice: "Un partido político es un equipo de individuos que buscan obtener los cargos gubernamentales que les permitirán gozar de la renta, el prestigio y el poder que trae consigo el ejercicio de los cargos políticos". Para el individuo racional, los beneficios deben ser mayores que los costos que implica la toma de decisión. El gobernante y los candidatos a cargos políticos son percibidos como empresarios que "venden" políticas públicas a cambio de votos. Como todo vendedor, debe afrontar la competencia de otros partidos y candidatos. Además, así como los vendedores de productos, pueden emplear la propaganda y otros estímulos para atraer "compradores". La búsqueda del bienestar social no es el objetivo último de la política, sino una táctica que utilizan los aspirantes del poder para "conquistar el mercado político". El factor que más influye en los ciudadanos durante la campaña electoral es la información sobre el comportamiento efectivo de los partidos y candidatos en el trascurso del tiempo. La falta de una información completa obstaculiza la decisión racional de los electores porque no existe fiabilidad de las distintas ofertas políticas que disputan sus votos, situación que crea un alto grado de incertidumbre.

    Si de la teoría de Downs se saca que los partidos bipartidistas presentarán posiciones idénticas, cabe alvergar la legítima sospecha de que, a fin de cuentas, no estábamos tan mal con la botánica política. Puede que Downs proporcione una teoría con amplios fundamentos, pero sus implicaciones no se compenetran bien con la realidad. Este modelo depende de supuestos muy discutibles. Su interés consiste en que proporciona un instrumental con el que construir teorías más plausibles. En la "Teoría del Capital" de Marx, el panorama va complicándose progresivamente hasta llegar a una descripción más o menos ajustada de la realidad. Después de Downs, los investigadores han ido elaborando teorías de distintas naturalezas que dan cuenta de la divergencia esquemáticamente observada entre partidos. El propio Downs sugirió que si los partidos se movían en un centro, los ciudadanos con posiciones más radicales podrían sentirse alienados y acabar por no votar. Otros modelos han desarrollado otras teorías. A partir de ésto, se obtienen modelos más realistas, entre el modelo ideal de Downs y la realidad que conocemos. Hay un cambio en la perspectiva en la elección de partidos. En lugar de clasificaciones, Downs parte de dos sectores: partidos y votantes, con sus preferencias correspondientes, que interactúan según las reglas de la democracia. Dado ese punto de partida, deriva resultados, o estrategias de equilibrio, en una situación en la que los actores no puedan cambiar el estado de bienestar en el que se encuentran, unilateralmente. A partir de estos equilibrios, pueden derivarse hipótesis, o preguntas sobre el modelo y su acercamiento a la realidad. Ahora tenemos una teoría para los votantes y una teoría para los partidos, y ya no nos interesa saberlo todo sobre los partidos o sobre los votantes. Las preguntas y las dudas surgirán a la hora de querer entender la conexión entre los votantes y los partidos. ¿Hasta dónde puede abarcar la Teoría de la Elección Racional? ¿Cabe aplicar la Teoría de Downs a otros ámbitos de la política? En principio, no hay límites en la aplicación de esta teoría, ya que no sólo abarca el enfoque de los actores, sino también el análisis de las instituciones. Las instituciones adoptan dos posiciones distintas dentro de la teoría:
    • A veces se plantea la cuestión de cómo explicar el establecimiento de las instituciones a partir de los intereses de los actores.
    • Otras veces se plantea la cuestión contraria, a saber, cómo las instituciones afectan al comportamiento de los agentes.

    En cuanto a los dos casos, las instituciones no escapan al modelo explicativo que se emplea en la teoría de la elección racional. En cuanto que a comportamiento e instituciones pueden integrarse en un marco teórico común, contamos con una teoría general de la política.
    La ontología última de la teoría de la política positiva es muy pobre. El mundo político está hecho de preferencias, creencias y acciones por un lado y de reglas e instituciones por otro. No hay mucho espacio para las idiosincrasias culturales o las tradiciones históricas. En cualquier lugar y tiempo cabe aplicar la teoría política positiva siempre que podamos identificar en cada caso las preferencias de los actores y el medio institucional en el que actúan.

    A partir de esta ontología y con el instrumental analítico de la teoría económica se aspira a desarrollar explicaciones de cualquier fenómeno político. Se trata de reconstruir mediante modelos,  el comportamiento político y las instituciones suponiendo racionalidad a los actores.

    En la medida en que los politólogos intentan imitar la actividad de los economistas procuran que sus modelos sean matemáticos à ventajas: En cuanto a rigor y precisión, en ocasiones, cuando la formalización realmente tiene un valor añadido se derivan hipótesis  que en ausencia del modelo normal el investigador nunca hubiera sospechado.
    Lo que unifica los planteamientos diversos en la elección racional no es la formalización sino el elaborar unos supuestos comunes sobre el comportamiento humano. Y a partir de ahí generar implicaciones o hipótesis acerca de cómo deberíamos observar una política si dichos supuestos son adecuados.
    Los planteamientos de Downs no tuvieron mucho efecto en la disciplina hasta pasado un tiempo, fueron necesarios otros impulsos similares.

    La elección racional continuó siendo practicada por una minoría hasta finales de los años 70 y comienzos de los 80.
    Cuando se inició definitivamente el proceso de implantación sistemática de la teoría política positiva; proceso que no ha culminado del todo y a cuyo desarrollo todavía existimos.
    En Europa la elección racional ha tenido una cogida mucho más fría hasta el punto de que en la mayoría de los departamentos sigue haciéndose un tipo de política no tan distinto en cuanto a su base teórica del que ya se conocía.
    En España esta tendencia es incluso más acusada, si bien es necesario mencionar alguna excepción, como la del centro de estudios avanzados en ciencias sociales de la Fundación Juan March.

    Sería un tanto ingenuo considerar que la ciencia política ha conseguido su maduración definitiva como disciplina científica por el hecho de que muchos de sus mejores investigadores  hayan decidido abrazar los planteamientos metodológicos de la teoría de la elección racional. Subsisten problemas importantes que impiden una conclusión tan halagüeña.

    En los problemas de la elección racional en la ciencia política:
    • Plantea la cuestión de si la teoría de la elección racional pueden dar respuesta a todas las cuestiones que nos interesan sobre los fenómenos políticos. Incluso si la respuesta es negativa tan solo indica que la teoría de la elección racional no agota el campo de la ciencia política sin que ello implique que haya nada erróneo en dicha teoría.

    Relacionados con los fundamentos de teoría de la elección racional, ambos tienen que ver con el asunto de las motivaciones auténticas o verdaderas preferencias de los actores en el ámbito político:
    • Consiste en un desconcertante renacer del funcionalismo dentro de las propias filas de la elección racional.
    • Ataña la cuestión de cómo definir las preferencias de los actores políticos.
    La teoría económica se preocupa por los procesos generales de intercambio o interacción entre los actores económicos. Lo que importa solamente, el patrón de competición que pueda darse entre ambas dado el coste marginal de la producción y la función de demanda. Tan sólo interesan las preferencias y sus restricciones presupuestarias de los consumidores.
    Lo fundamental es entender qué sucede dadas unas preferencias cualesquiera al margen de quiénes sean los poseedores de dichas preferencias.
    La teoría económica se limita a establecer proposiciones generales sobre cómo actuarán agentes que no son de carne y hueso. Dichas proposiciones se refieren a tipos ideales o tipos medios pero nunca a personas o entidades reales.
    Al economista no le interesan las preferencias de los consumidores, sino las leyes por las que se rigen que son para todos iguales.
    En la ciencia política no sucede lo mismo, aunque en algunas ocasiones como las del voto nos dan igual las preferencias, importándonos más los votantes y agregados medios.
    El politólogo tiene facilidad de ser seducido por su objeto de estudio, sea cual sea.

    Lo más probable es que la disciplina quede dividida en dos grupos:
    • Universalistas o nomotéticos, y
    • Particularistas o idiográficos.
    Los dos grupos nunca aprenderán a llevarse bien, sus aspiraciones son demasiado diferentes. Desde el punto de vista del paradigma científico los nomotéticos se aproximan más al ideal que los idiográficos pero los segundos pueden presumir de ofrecer un conocimiento más pegado a la realidad y más útil a efectos prácticos. Los nomotéticos producen un conocimiento más sólido y profundo que los idiográficos.

    Respecto al segundo problema, el funcionalismo supone que las acciones o las instituciones se pueden explicar por las consecuencias que tienen al margen de si dichas consecuencias entren o no en los planes y expectativas de los agentes.
    Las explicaciones funcionalistas fuera del ámbito de la biología chocan con nuestras convicciones más básicas sobre la capacidad de actuar intencionadamente que tenemos los humanos.
    Desde el individualismo metodológico los fenómenos sociales son la consecuencia de agregar múltiples acciones individuales, cada una de las cuales, se explica en función de las referencias  y expectativas de los agentes.
    En esta polémica entre funcionalistas e individualistas metodológicos parecía que la elección racional por su naturaleza caía del lado del individualismo metodológico. La elección racional se presentaba como la teoría que podría afianzar definitivamente el individualismo metodológico en las ciencias sociales, pues partía de las preferencias de los individuos y explicaba las acciones de dichas preferencias. Sin embargo, la elección racional ha acabado reproduciendo explicaciones funcionalistas a nivel individual. La elección racional, en teoría, parte de las preferencias de los agentes pero en la práctica, las preferencias no son observables, tan sólo cabe observar sus consecuencias, es decir, las acciones. La única forma de resolver el problema consiste en hacer imputaciones razonables sobre las preferencias.
    Normalmente se supone que la gente es autointeresada y que el interés de la gente se centra en su propio bienestar pero en tanto en cuanto que tales preferencias son fruto de una imputación o de un supuesto, cabria la posibilidad de que explicáramos las acciones del sujeto a partir de las consecuencias de esas acciones para las preferencias atribuidas que quizá no guarden relación con las preferencias auténticas.
    En la sociología funcionalista los beneficios que intervenían en la explicación eran beneficios para la estabilidad o la cohesión social. Lo curioso es que ahora en la elección racional los beneficios repercuten sobre el propio agente y éste puede que no se entere porque sencillamente no valore esas consecuencias como beneficios.

    Según la elección racional, actuar por convicciones ideológicas supone en ocasiones hacerlo para beneficiar o perjudicar a otros, según el modelo de teorías de juegos las ideologías son pese a todo racionales porque constituyen coaliciones de colectivos que benefician a dichos colectivos a largo plazo. Esos colectivos obtienen mayor beneficio a largo plazo si actúan de forma conjunta, según principios ideológicos, que si actúan separadamente. La ideología hace que las personas de un grupo se interesen por los intereses de las personas de otro grupo y si esa relación es recíproca entonces la ideología cementa una coalición con resultados beneficiosos para las partes. Por tanto la ideología no es sino una coalición de intereses materiales. Se mire por donde se mire es funcionalismo incluso si se disfraza de elección racional.
    El funcionalismo racionalista ha penetrado con fuerza sobre todo en el estudio de instituciones y organizaciones.

    El tercer problema, considerado como el más grave, es que la teoría de la elección racional se empeña en imputar preferencias autointeresadas que no coinciden siempre con las auténticas preferencias de las personas. Las únicas preferencias que cabe imputar racionablemente son las de más estricto autointerés, ya que de otra forma la explicación resulta demasiado sencilla, directa incluso tautológica.
    Es importante entender porqué este problema es más grave en la ciencia política que en la economía. En la política no es relevante si un político sólo busca el poder o tiene convicciones ideológicas. Hará cosas muy distintas si llega al poder en función de qué tipo de político sea. Podría pensarse que la necesidad de ganar elecciones neutraliza las diferencias entre los políticos.

    Ante este problema de indefinición de las preferencias el teórico de la elección racional siempre procede en la misma dirección. Según él, lo natural es suponer que el político es oportunista, que sólo le interesa el poder; cuanto más miserables sean los motivos por los que actúan la gente, mejor o más científica es la explicación. Así el mayor desafío para el teórico de la elección racional consiste en dar cuenta de comportamientos que en apariencia no se dejan reducir al autointerés estrecho. Todo ésto es consecuencia de la desventaja de la que parte el politólogo frente al economista. El supuesto egoísta funciona racionablemente bien en la esfera económica. Las preferencias de los agentes en el mercado son bastante prosaicas aunque seguramente, habrá empresarios preocupados por la democracia industrial, no parece desatinado suponer que en general los empresarios buscan maximizar los beneficios de sus empresas, sin embargo, en la esfera política de dan cita toda clase de motivaciones desde las más excelsas hasta las más miserables, desde políticos corruptos y sin escrúpulos hasta políticos sinceramente preocupados por el bien común y el progreso social. Esta heterogeneidad dificulta la construcción de una teoría simple y poderosa del comportamiento político. La solución de la elección racional consiste en igualar a todos los agentes por lo bajo, mediante el supuesto de que todos son igualmente autointeresados. La principal diferencia entre la política y la economía es que en la política las preferencias son más variadas y no hay mecanismos institucionales que puedan cancelar esa heterogeneidad. La única forma de evitar explicaciones funcionalistas o extravagantes de los fenómenos políticos consiste en tomarse enserio la variedad de preferencias que encontramos en la vida real. si las explicaciones de la elección racional se vuelven tautológicas o triviales una vez que se reconoce dicha variedad peor para la elección racional.

    La política no es una rama de la sociología ya que es un ámbito impuro de realidad en el que intervienen simultáneamente fuerzas sociales, jurídicas, históricas, psicológicas y económicas. De ahí que sea complicado articular una teoría coherente y unificada sobre el funcionamiento de la política. Por eso mismo esta disciplina sigue sin un modelo satisfactorio de cómo explicar la realidad.

    http://www.march.es/conferencias/anteriores/voz.asp?id=206

    Gracias por leerme una vez más, y disculpad por no haber actualizado recientemente.